Con el lema “Cuenta conmigo” queremos volver a los inicios de la tradición marista, a poner a niñas, niños, adolescentes y jóvenes no solo como núcleo de nuestra acción educativa, sino como motor de la misma. Es nuestro modo de contribuir a que cada persona tome conciencia de su propia identidad, de la libertad de mirar al futuro con esperanza, de la capacidad de reconocerse protagonista en la compleja trama de la existencia personal y colectiva, de ser agente transformador de la propia realidad y de integrar la fe y la vida. Y, todo, desde la fuerte experiencia de sentirse profundamente amada por Dios. Desarrollar este “cuenta conmigo” implica tomar conciencia de que son todas estas personas (niños, niñas, adolescentes y jóvenes) quienes nos reclaman asumir la responsabilidad de ser protagonistas de su propio crecimiento y aprendizaje, y todo lo que ello conlleva. Con necesidades de aprendizaje y formación, evidentemente, pero con un anhelo de sentir que se cuenta con ellos, con todas las consecuencias.
Su protagonismo no es el de las redes sociales, de postureo influencer que sólo busca la aceptación fácil de los demás. Hablamos de un protagonismo real en propuesta de sentido, que les ayuda en su crecimiento, que les hace discernir cómo vivir en la sociedad actual desde una perspectiva de encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios.
No podemos olvidarnos en este punto de la figura de María. Esa mujer sencilla pero a la vez
fuerte, que fue capaz de decirle al Padre: aquí estoy. Hasta el mismo Señor fue capaz de adaptarse
a su realidad y de contar con ella para la más desconcertante de las misiones: convertir a
Dios a una realidad humana. Su “cuenta conmigo” debe ser la inspiración para todos nosotros
durante este curso.
El lema de este año es la respuesta que podemos dar a la llamada que hace el número 83 de
nuestras constituciones maristas: “Vamos al encuentro de los jóvenes allí donde están. Somos
audaces para penetrar en ambientes quizá inexplorados, donde la espera de Cristo se manifiesta
en la pobreza material y espiritual.” Que este curso no dejemos de escuchar esa llamada que,
hoy más que nunca, nos hace cada uno de los niños y jóvenes con los que trabajamos: Cuenta
conmigo.
¡Feliz curso!