El alumno marista, una manera de ser y actuar
Son los protagonistas y responsables de su propia formación.
La propuesta educadora para los alumnos maristas pasa por una serie de valores y actitudes que los convierten en
protagonistas de su propio crecimiento, así como los capacita para la transformación de la sociedad dentro del entorno en que se mueven.
Estos principios se van adquiriendo poco a poco, con el paso del tiempo, y se expresan en una forma de actuar propia
basada en los rasgos pedagógicos de las escuelas maristas.
Potenciamos sus capacidades y competencias.
Las características (DECÁLOGO) que conforman el perfil del alumno/a marista son:
- Respetuoso consigo mismo, con sus maestros, compañeros y con todas las personas con quienes entra en contacto en su quehacer cotidiano. En el deporte sabe perder y respetar al que pierde. Es una ocasión para valorar lo más importante: participar. En todas las instalaciones del colegio se preocupa por cuidar la limpieza, el orden y el buen uso de las mismas.
- Puntual en todas sus actividades académicas, sociales y de cualquier índole, siendo ejemplo para los demás en sus relaciones interpersonales. Sabe dar explicaciones de sus retrasos y ausencias.
- Responsable, en primer lugar, con sus obligaciones como estudiante, como ser humano integrado en una sociedad, como hijo y como compañero.
- Coherente con sus principios, con sus costumbres y con sus relaciones interpersonales. En el patio, defiende a quien lo necesita y da la cara ante la injusticia.
- Proyecta confianza, cercanía y respeto a los más pequeños y menos favorecidos en cualquier sentido.
- Sencillo, colaborador y justo en sus actitudes y opiniones, respetando siempre el punto de vista de los demás. No se ríe de las opiniones que le resultan desproporcionadas y menos de aquellos con los que no siente empatía.
- Se involucra en las actividades colegiales y extracurriculares que le ofrece la Institución Marista: convivencias, solidaridad, deporte, celebraciones religiosas.
- Democrático, sociable, promotor de los valores autóctonos. Se siente orgulloso de representar a su colegio y a su ciudad ante los eventos sociales, deportivos y académicos.
- Demuestra una profunda búsqueda del hecho trascendente en su vida, incluyendo la creencia en Dios, en la Virgen María y en los principios de San Marcelino Champagnat. Los tiene presentes en su modo de actuar en su propia vida y en sus costumbres. Busca momentos (búsqueda de momentos de oración y meditación), tiempos (mes de mayo especialmente) y ocasiones (actividades de solidaridad, de pastoral entre jóvenes, etc) para hacer crecer la presencia de Dios y de María en su vida.
- Manifiesta un espíritu solidario y fraternal con sus semejantes, independientemente del nivel socioeconómico de cada persona y con cualquier realidad que le toque vivir o enfrentar. No reduce la solidaridad a la colaboración económica, sino que se implica dando su tiempo y cualidades.
Les orientamos en su desarrollo y maduración personal.